viernes, 13 de junio de 2014
BUENA O MALA SUERTE
Se está debatiendo en un foro si existe o no la suerte ; yo diría que no. Las cosas hay que mirarlas con perspectiva y si las juzgamos como buena o mala suerte en el momento es probable que emitamos un juicio equivocado
Para ello un cuento sufí
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
HOJAS SECAS .- ANTONIO PLAZA
Hojas secas
Tú despertaste el alma descreída
del pobre que tranquilo y sin ventura,
en el Gólgota horrible de la vida
agotaba su cáliz de amargura.
Indiferente a mi fatal castigo
me acercaba a la puerta de la parca.
Más infeliz que el último mendigo,
más orgulloso que el primer monarca.
Pero te amé; que a tu capricho plugo
ennegrecer mi detestable historia...
quien nació con entrañas de verdugo
sólo dando tormento encuentra gloria.
Antes que te amara con delirio
viví con mis pesares resignado;
hoy mi vida es de sombra y de martirio;
hoy sufro lo que sufre un condenado.
Perdió la fe mi vida pesarosa;
sólo hay abismos a mis pies abiertos...
quiero morir... ¡feliz el que reposa
en el húmedo lecho de los muertos!...
Nacer, crecer, morir. He aquí el destino
de cuanto el orbe desgraciado encierra;
¿qué importa si al fin de mi camino
voy a aumentar el polvo de la tierra?
¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?
¿Ni qué importa mi futuro incierto,
si ha muerto el corazón, y la esperanza
dentro del corazón también ha muerto?...
¿Sabes por qué te amé?... Creí que el destino
te condenaba como a mí, al quebranto,
y ebrio de amor, inmaterial, divino,
quise mezclar mi llanto con tu llanto.
¡Ah!... ¡coqueta!... ¡coqueta!... yo veía
en ti de la virtud excelsa palma...
¿ignoras que la vil coquetería
es el infame lupanar del alma?
Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?
¡Por qué me haces sufrir?... Alma de roble,
buscar el corazón de un desgraciado
para jugar con él, eso es... ¡innoble!
¿Me hiciste renacer al sentimiento
para burlarte de mi ardiente llama?...
Te amo hasta el odio, y, al odiarte siento
que más y más el corazón te ama.
Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,
te idolatró mi corazón rendido.
Con la natura mística del ángel,
con el vigor de Lucifer caído,
que tengo un alma ardiente y desgraciada
alma que mucho por amar padece;
no sé si es miserable o elevada,
sólo sé que a ninguna se parece.
Alma infeliz, do siempre se encontraron
el bien y el mal en batallar eterno;
alma que Dios y Satanás forjaron
con luz de gloria y lumbre del infierno.
Esta alma es la mitad de un alma errante,
que en mis sueños febriles reproduzco,
y esa mitad que busco delirante,
nunca la encontraré: pero... ¡la busco!
Soy viejo ya, mi vida se derrumba
y sueño aún con plácidos amores,
que en vez del corazón llevo una tumba,
y los sepulcros necesitan flores.
Te creí la mitad de mi ser mismo;
pero eres la expiación, y me parece
ver en tu faz un atrayente abismo,
lleno de luz que ciega y desvanece.
No eres mujer, porque la mente loca
te ve como faceta de brillante
eres vapor que embriaga y que sofoca.
aérea visión, espíritu quemante.
Yo que lucho soberbio con la suerte;
y que luchar con el demonio puedo,
siento latir mi corazón al verte...
ya no quiero tu amor... me causas miedo.
Tú me dejas, mujer, eterno luto;
pero mi amor ardiente necesito
arrancar de raíz; porque su fruto
es fruto de dolor, fruto maldito.
Quiero a los ojos arrancar la venda,
quiero volver a mi perdida calma,
quiero arrancar mi amor, aunque comprenda
que al arrancar mi amor, me arranque el alma.
Tú despertaste el alma descreída
del pobre que tranquilo y sin ventura,
en el Gólgota horrible de la vida
agotaba su cáliz de amargura.
Indiferente a mi fatal castigo
me acercaba a la puerta de la parca.
Más infeliz que el último mendigo,
más orgulloso que el primer monarca.
Pero te amé; que a tu capricho plugo
ennegrecer mi detestable historia...
quien nació con entrañas de verdugo
sólo dando tormento encuentra gloria.
Antes que te amara con delirio
viví con mis pesares resignado;
hoy mi vida es de sombra y de martirio;
hoy sufro lo que sufre un condenado.
Perdió la fe mi vida pesarosa;
sólo hay abismos a mis pies abiertos...
quiero morir... ¡feliz el que reposa
en el húmedo lecho de los muertos!...
Nacer, crecer, morir. He aquí el destino
de cuanto el orbe desgraciado encierra;
¿qué importa si al fin de mi camino
voy a aumentar el polvo de la tierra?
¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?
¿Ni qué importa mi futuro incierto,
si ha muerto el corazón, y la esperanza
dentro del corazón también ha muerto?...
¿Sabes por qué te amé?... Creí que el destino
te condenaba como a mí, al quebranto,
y ebrio de amor, inmaterial, divino,
quise mezclar mi llanto con tu llanto.
¡Ah!... ¡coqueta!... ¡coqueta!... yo veía
en ti de la virtud excelsa palma...
¿ignoras que la vil coquetería
es el infame lupanar del alma?
Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?
¡Por qué me haces sufrir?... Alma de roble,
buscar el corazón de un desgraciado
para jugar con él, eso es... ¡innoble!
¿Me hiciste renacer al sentimiento
para burlarte de mi ardiente llama?...
Te amo hasta el odio, y, al odiarte siento
que más y más el corazón te ama.
Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,
te idolatró mi corazón rendido.
Con la natura mística del ángel,
con el vigor de Lucifer caído,
que tengo un alma ardiente y desgraciada
alma que mucho por amar padece;
no sé si es miserable o elevada,
sólo sé que a ninguna se parece.
Alma infeliz, do siempre se encontraron
el bien y el mal en batallar eterno;
alma que Dios y Satanás forjaron
con luz de gloria y lumbre del infierno.
Esta alma es la mitad de un alma errante,
que en mis sueños febriles reproduzco,
y esa mitad que busco delirante,
nunca la encontraré: pero... ¡la busco!
Soy viejo ya, mi vida se derrumba
y sueño aún con plácidos amores,
que en vez del corazón llevo una tumba,
y los sepulcros necesitan flores.
Te creí la mitad de mi ser mismo;
pero eres la expiación, y me parece
ver en tu faz un atrayente abismo,
lleno de luz que ciega y desvanece.
No eres mujer, porque la mente loca
te ve como faceta de brillante
eres vapor que embriaga y que sofoca.
aérea visión, espíritu quemante.
Yo que lucho soberbio con la suerte;
y que luchar con el demonio puedo,
siento latir mi corazón al verte...
ya no quiero tu amor... me causas miedo.
Tú me dejas, mujer, eterno luto;
pero mi amor ardiente necesito
arrancar de raíz; porque su fruto
es fruto de dolor, fruto maldito.
Quiero a los ojos arrancar la venda,
quiero volver a mi perdida calma,
quiero arrancar mi amor, aunque comprenda
que al arrancar mi amor, me arranque el alma.
EL TIEMPO ES ELASTICO
Siempre me preguntan ... de dónde saco tiempo para hacer lo que tengo que hacer ; en realidad si lo pienso la respuesta es que en mi caso el tiempo se torna misteriosamente elástico ..
Mi pantalla de computador es similar a los de los operadores de la mesa de dinero en los bancos ... con ventanas múltiples abiertas , una para el trabajo propiamente tal personal, otra para los mails institucionales, otra para los personales, otro para ver cómo va la bolsa de comercio ( que es fundamental determinar precios USD , Uf, etc...) el diario nacional para ver las noticias, algún que otro foro en que participo .
Y la música siempre sonando, COLDPLAY, U2, STING, JOURNEY , etc....
Me he acostumbrado a trabajar en forma múltiple saltando de una pantalla a otra, pues de la aridez de mi trabajo propiamente al, salto a la poesía, de ahí a debatir un poco y así se me hace más corto el día pues de manera misteriosa si no fuera así se me haría eterno.
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