El canto de los mares solos
Somos la remembranza de la tierra vencida.
Necesitaba Dios nuestro vaivén profundo
que era ritmo en sus venas y en su carne florida
la invencible y eterna melodía del mundo.
Nuestro vigor es fuerza de estrellas y raíces.
Los árboles nos dieron sus moribundos bríos.
Soñamos en las claras y enormes cicatrices
que abrían las soberbias quillas de los navíos.
Como un collar perdido de piedras fabulosas
las estrellas nos hieren en nuestro sueño esquivo.
Somos la sangre turbia de las difuntas cosas;
el grito gutural del hombre primitivo.
En nuestra rebelión de temblores y nervios
el eco de la tierra que se murió podrida.
¡Oh, mástiles sonoros; oh, navíos soberbios
llevados por los vientos primeros de la vida!
¡Qué nuevos argonautas verán el vellocino!
En un dolor horrendo tiemblan nuestros ciclones
queriendo revivir el difunto destino
que fue sangriento y hosco como un tropel de leones.
Sabemos dónde estaban las estrellas, sus rastros
quedaron en nosotros. Con dulzura de abuelo
iremos sobre el agua colocando los astros
que desprendió Jesús con su mano del cielo.
Seremos un vigor enorme y tenebroso.
En nuestras olas vibran inmortales tormentas,
la voz del Cristo rueda semejando un sollozo
lanzado de la cruz hacia los Cuatro vientos.
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Cuando Cierro los Ojos
Cuando cierro los ojos yo sé que me quisiste.
Hasta mi sombra llegan tus ondeadas pestañas.
Vienes en un temblor maravillado y triste
y sin mirar mi muerte ríes y me acompañas.
Hasta mi sombra llegan tus ondeadas pestañas.
Vienes en un temblor maravillado y triste
y sin mirar mi muerte ríes y me acompañas.
Yo besaré las rosas que perfuman los muros
de mi casa tranquila. Sorberé la belleza
de vetustas ciudades en horizontes puros.
¡Seré como un panal que llora su tristeza!
de mi casa tranquila. Sorberé la belleza
de vetustas ciudades en horizontes puros.
¡Seré como un panal que llora su tristeza!
Antes de que vinieras era el mundo un sollozo;
en sus redes de plomo me envolvió el sufrimiento.
Iba por los senderos sin hallar el reposo
cuando te acercaste besándome en el viento.
en sus redes de plomo me envolvió el sufrimiento.
Iba por los senderos sin hallar el reposo
cuando te acercaste besándome en el viento.
La gracia de tu cuerpo, tu hermosa cabellera
viven en mí: los besa mi sangre agradecida.
Algo tuyo hasta Dios iría si muriera.
Mirándome a los ojos has honrado mi vida.
viven en mí: los besa mi sangre agradecida.
Algo tuyo hasta Dios iría si muriera.
Mirándome a los ojos has honrado mi vida.
Yo sé que me quisiste. Aunque Saturno tienda
sus redes sobre el mundo no besará el latido
que abrió mi corazón cuando vino tu senda.
¡Toda la eternidad estaré conmovido!
-sus redes sobre el mundo no besará el latido
que abrió mi corazón cuando vino tu senda.
¡Toda la eternidad estaré conmovido!
LIBRO LA HORA DIGNA http://books.google.cl/books?id=RW8tBYKdy4UC&pg=PA17&lpg=PA17&dq=la+hora+digna+poesias&source=bl&ots=RFZ6XcMej9&sig=9tMbD5xlC9OdHsS7JLCTP50E5DY&hl=es&sa=X&ei=rjKoU7efH4bNsQTkxILgDg&ved=0CBsQ6AEwAA#v=onepage&q=la%20hora%20digna%20poesias&f=false
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