IX
Hiere una barca el silencio
melancòlico del rìo.
¿Quièn ha dejado en mis manos
la lumbre de estos anillos?
Opalos brujos y azules
fantàsticos y malignos,
que desde su broche de oro
me estàn mirando lo mismo
que dos pupilas hieràticas.
Muere la tarde en el rìo
En la lejanìa inmensa
se prolongan los caminos
por donde nunca anduvieron
mis esperanzas de niño
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